- HACIA LA SOSTENIBILIDAD ECONÓMICA
Hemos de prever que al envejecer, máxime si la edad promedio de nuestra comunidad es bastante alta, se producirán situaciones de estrés económico, al requerir más servicios, seguramente más servicios profesionales, en un contexto de pensiones que van perdiendo poder adquisitivo. Por otro lado, los jóvenes cada vez tienen trabajos más precarios, y peor pagados, y su acceso a la vivienda, a independizarse de sus padres se hace muy difícil. Es en este contexto en el que podemos ver oportunidades de colaboración beneficiosa para ambos colectivos.
El hecho de dotar a nuestras viviendas de una habitación adicional, nos permite poder acoger a personas, bien jóvenes que quieren salir de su casa, bien personas que tienen trabajos temporales en la isla y necesitan alojamiento temporal. Creemos que esta puede ser una solución para ambos colectivos.
Que beneficios obtenemos los residentes? El contacto social continuado se dice que:
- Previene la demencia.
- Estimula la función cognitiva y previene el desarrollo del Alzheimer
- Disminuye la osteoporosis, artritis reumatoide, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
- Reduce el riesgo de depresión
- Mejora la sensación de sentirse útil
- Aumenta la sensación de seguridad
- Retrasa el ingreso en residencias y previene la creación de guetos de atención para personas mayores en centros aislados de la comunidad.
- Beneficios económicos directos, al reducirse los gastos de vivienda ordinaria.
Qué beneficios obtienen los jóvenes? Son de destacar:
-Reducción del estrés económico derivado de los elevados gastos de la vivienda.
- Beneficios vitales y educativos que se derivan de la experiencia de convivencia intergeneracional.
- Mejora de las condiciones de habitabilidad (habitaciones más grandes, mayor intimidad, mejor descanso, baño propio, etc.), frente al modelo tradicional de piso compartido.
- Beneficios derivados del apoyo mutuo.
- Beneficios desde el punto de vista social
Y también se producen beneficios para la Administración:
- Retraso en la utilización de servicios especializados de alojamiento tradicional y, por tanto, reducción en el coste de servicios como los centros residenciales para personas mayores.
- Alivio de la crisis de acceso a la vivienda en determinadas zonas especialmente afectadas, solucionando dos problemas simultáneamente: el hacinamiento entre los jóvenes y la soledad de las personas mayores.
- Reducción en la demanda – y el gasto asociado- de los servicios de salud.
- Fortalecimiento de los valores asociados a la solidaridad intergeneracional.
- Mejora de la cohesión social al mezclarse personas procedentes de diversos entornos sociales y de situaciones socio-económicas muy diversas.
También es cierto que se van a producir sitiuaciones de un cierto estrés no deseado:
- Miedo a perder la intimidad e independencia
- Prejuicios sobre el comportamiento juvenil y/o miedo al “qué dirán” por parte de las personas mayores,
- Contraprestaciones económicas no satisfactorias
- Pretensión por parte de algunas personas mayores de que la persona joven realice tareas consideradas como domésticas en exceso y la negativa de estas a asumir este rol.
Quizás deberá elaborarse un Acuerdo Marco de Convivencia”, acordado por ambas pàrtes con la ayuda de un mediador, agente social, revisable anualmente, y quizás este mismo mediador deba poder intervenir en caso de conflicto entre partes.
