Las personas queremos un hogar, pero ¿qué es un hogar?
Esta pregunta no tiene una respuesta fácil. Si nos dicen que pensemos en nuestro hogar, ¿que nos viene a la cabeza? Probablemente no es la casa, sino las personas con las que convivimos, con las que nos sentimos seguros, confortables, protegidos, felices. Ese sentimiento lo ha asociado nuestra mente probablemente y por lo general al “hogar” familiar en el que nos criamos, donde éramos felices protegidos por nuestros padres, más adelante al que ansiábamos tener con nuestra pareja y nuestra propia familia; Fijaos, siempre hablamos de personas, de un grupo, de una Comunidad.
Ahora vayamos más allá, situemos el entorno de nuestro hogar, el vecindario. No sería maravillosos que los vecinos nos conozcamos, nos apoyemos, nos preocupemos unos de otros? ¿No sería genial disponer de un entorno, de un espacio abierto donde reunirse, donde jugar los niños sin peligro, donde tomar el sol? Os imagináis tener nuestro propio club social donde encontrarse con los amigos y tomar algo? donde quizás si nos apetece organizar comidas en grupo?, donde cenar con los amigos sabiendo que los niños duermen vigilados por un monitor de sueño, pero a quince segundos de su habitación?
EL COHOUSING PUEDE SER NUESTRO NUEVO HOGAR
Y perfectamente adaptado todo para una silla de ruedas, la sordera, la ceguera, o cualquier otra discapacidad? Porque nadie está a salvo de una discapacidad sobrevenida.
Maravilloso, no? Porque queremos un hogar para siempre del que nadie vaya a separarnos, no?
No recuerdo quien dijo que nadie consideraba la pérdida de visión paulatina como una discapacidad porque las lente graduadas habían permitido que dejara de serlo. Esa es una visión muy interesante para el diseño de nuestro nuevo hogar, del cohousing; que nuestro hogar, tal como las lentes lo son para la pérdida de visión, sea un remedio eficaz para cualquier discapacidad física o psíquica, que sólo deberemos ver como un reto, y una oportunidad de crecer y hacernos mejores.
¿Qué hace nuestra sociead? ¿Que estamos haciendo? ¿cuando nos volvimos locos de egoísmo?
Hemos construido y a la vez tabicado una sociedad basándonos en esconder aquello que nos molesta, que nos despertaría la conciencia e impediría el logro de nuestras metas? ¿Cuando la riqueza se convirtió en nuestra meta? ¿Cuando nos volvimos idiotas?
Hemos dejado de hablar con los vecinos, ¿cuantas veces saludamos? ¿Cuantas no nos devuelven el saludo?; si un vecino pierde sus ingresos debe abandonar el barrio? Tenemos hogares clasificados por poder económico? Ns hemos dedicado a agrupar a nuestros mayores en centros especializados en su cuidado, ¿lejos de su familia? ¿lejos de sus amigos? ¿no favorece eso el posible maltrato?¿cuando dejamos de amarlos? Agrupamos, segregamos, excluimos, como diría mi esposa, qué lindos!
Como no vamos a caer nosotros mismos en la soledad, en el abuso y en el abandono?. Se recoge lo que se siembra. ¿Que hace falta ayuda? Claro que si, pero lo primero que falta es voluntad de hacer las cosas bien. La misma sociedad se ha resentido, se ha debilitado frente a todo tipo de abusos. Destruir la comunidad tiene un coste muy alto. Ver como los que se consideran un “faro” en el movimiento del cohousing en España promulgan la exclusión es una muestra de nuestros errores, tan así que han conseguido que se me ocurriera acudir a nuestro amigo Charles Durrett para que nos diera su opinión, inclusiva.¿como si no?
Sacar a las personas de la vigilancia natural y el apoyo de familia y amigos, para convertir los cohousings en nichos de “gente guapa”, actuar igual con los que tienen menos medios económicos, otro motivo de segregación, no; así no; Este movimiento debe permitirnos mejorar la sociedad. No permitamos, de ninguna de las maneras, que se siga este camino.
Una sociedad más justa no se construye dividiendo las ciudades entre casas bonitas y favelas; es necesario aceptar e incluir la diversidad, la funcional, la económica, si queremos tener unas ciudades más felices, seguras y equilibradas. Necesitamos parar de esta locura,.. detenernos, analizar lo que hemos estado haciendo, y de verdad, debemos hacerlo mejor, todos, las administraciones, que trabajan por el bien común, y nosotros mismos que somos capaces de meternos a proyectar cohousing mirando para otro lado y dejándonos llevar por lo de que nada podemos hacer para cambiar esto? Bonita excusa.
Construir vecindarios que acojan la diversidad funcional de los ancianos y personas con discapacidad, personas con distintos niveles de ingresos, de distintas razas y procedencias, y construir una vida mejor, todos juntos, es el reto actual de nuestra sociedad, si queremos enderezar el rumbó que lleva y al que hemos contribuido por acción u omisión,..en nuestro caso, seguramente más por omisión.
Por eso nuestro nuevo hogar, el Cohousing, debe ser inclusivo.
En su entrevista Charles Durrett nos daba a entender que cuando reconstruyamos La Palma, y los hogares que se llevó el volcán, no intentemos recuperar el pasado, sino que aprovechemos para pensar en el futuro, en “hacerlo mejor”; no significa olvidar, los recuerdos siempre estarán en nosotros, pero debemos aprovechar y ver en la desgracia, una oportunidad de hacer las cosas mejor, de adaptarlas al futuro que queremos; también para construir nuestros sueños no alcanzados, también para contribuir a un mundo mejor y más justo a través de construir una comunidad en la que queramos estar, que sintamos como nuestra segunda y gran familia,
El cohousing, frente a la opción de la vivienda individual tiene muchas ventajas, es más económico por muchos motivos, pero a la vez es más social, más parecido al hogar que deseamos, o al menos, nos da muchas oportunidades para que así sea.
Os invito a descubrirlo y a que lo hablemos; en Breña Alta tenemos ya un primer proyecto con diez hogares al que aún necesitamos sumar amigos, pero podemos también apoyar nuevos proyectos en otros lugares; sólo necesitamos personas, con espíritu, con ganas de echar “palante”. ¿Quién se anima?