Tendemos a buscar la comodidad, la inacción; parece que este sea el funcionamiento normal de nuestro cerebro, o al menos el de la mayor parte de los seres humanos.
Al parecer se necesita un estímulo para movilizarnos; los estímulos básicos, sed, hambre, frío, calor, provocan acciones en modo reflejo y también, en paralelo, una conciencia de que esas necesidades básicas necesitamos cubrirlas para poder recuperar nuestro estado natural deseado de comodidad, la inacción o el ocio.
A mi entender este proceso se repite a todos los niveles, y pocas personas llegan a ser capaces de actuar de forma predictiva basada en las experiencias ajenas, de aquí el dicho “Nadie escarmienta en cabeza ajena”.
Nuestra vida transcurre aprendiendo y aplicando, pero siempre buscando ese estado placentero de inacción. Cuesta movernos a realizar aquello para lo que no estamos suficientemente motivados; por eso existe el marketing, para motivarnos a consumir, convenciéndonos de que realmente necesitamos ese producto.
Objetivamente podemos vivir situaciones que muestran una tendencia hacia determinados déficit que sería bueno tener en cuenta para prevenir su aparición, pero el mecanismo de defensa de nuestra comodidad, inconscientemente, prefiere ignorarlos y mirar a otro lado, y así lo que unos ven como obvio, ni tan solo provoca la mínima reacción en otros.
Guadalupe, mi esposa, y yo, llevamos siete años desde que descubrimos el cohousing, lo hicimos por nuestra necesidad sobrevenida por un ICTUS que dejó a Guada con gran invalidez, y llevamos cinco años aprendiendo y desarrollando el proyecto de Brisas Canarias, que tuvimos que emprender porque ninguno de los proyectos que había en España nos aceptaron. Precisamente por nuestra invalidez y dependencia fuimos rechazados, y eso motivó que naciera nuestro proyecto como inclusivo, sin tapujos ni excusas, provocativo frente a los que no lo son, por aquello de que el movimiento se demuestra andando.
En estos cinco años también hemos aprendido que sólo personas capaces de comprometerse, de empatizar, de respetar los derechos de los demás como suyos, de arriesgar su comodidad, y con la inteligencia necesaria para acometer en equipo un proyecto que sólo así puede llegar a buen fin, pueden conseguirlo. También aprendimos que nuestra motivación no tiene nada que ver con la motivación de los demás; que por bueno que sea un proyecto objetivamente, nada garantiza su éxito; que demasiados factores, socioculturales, personales, familiares, dificultan esa motivación. Descubrimos que el modelo que ya lleva cincuenta años funcionando en el mundo con un grado de implantación importante en algunos países, es aún desconocido en otros, y por eso nuestra comunidad, aún habiéndola pensado de tamaño reducido, pero replicable, está aún en construcción, y somos solo cuatro unidades familiares de las ocho o nueve necesarias para acometer las obras.
Pero nuestra motivación existe, como también la convicción de que este proyecto es bueno y capaz de aportarnos felicidad. Por eso seguimos haciendo difusión, y buscando los compañeros de viaje que necesitamos para crear esta nuestra comunidad feliz, como lo es Saettedammenn, en Dinamarca, que llevan 50 años conviviendo y compartiendo desde su creación. ¿Os animáis a venir con nosotros?
ASAMBLEA ANUAL DE LA COOPERATIVA
Este sábado 26 tuvo lugar la tercera asamblea de nuestra cooperativa. Entre otros temas acordamos el plan de difusión de la cooperativa, preparar presentaciones, y seguir difundiendo el modelo a la par que avanzamos en la captación de nuevos socios.
Se produjo el alta de tres nuevos socios o unidades de convivencia, con lo que en estos momentos somos ya cinco unidades de convivencia en la sección de Breña Alta, y el primer socio impulsor de la futura sección de Tazacorte.