El Sistema Nacional de Salud hace tiempo que dejó de tener como primer objetivo nuestra salud. Poco a poco, medida a medida, no fuimos capaces de verlo. Ahora, con esta perspectiva que nos da el tiempo, vemos que así ha sido. En mi opinión algunos factores han sido claves en esta transformación, la que ha convertido un Sistema de Salud Pública en un mero instrumento de poder y propaganda. Uno más de los sistemas básicos de la sociedad que se pretende dejen de ser sociales.
Cuando “nos sentimos mal”, cuando detectamos que algo no marcha bien en nuestra salud, “vamos al médico”, concretamente al médico de familia, como primer auxilio que suele ser suficiente para la mayor parte de los posibles problemas de salud. Además es la llave para acceder a los especialistas si lo creemos necesario. Tiene nuestro historial, y nuestra confianza; de todas formas, es necesaria esa confianza, ese consenso entre médico y paciente sobre la situación y las medidas a adoptar. La atención, hasta aquí, es o debiera ser, personalizada. Antaño era así, y este sistema funcionaba.
LLEGÓ LA ECONOMÍA
De pronto, el Estado, el que recauda y redistribuye la riqueza y los recursos, el que se supone defiende nuestros derechos, incluso los sociales, poco a poco va cambiando sus objetivos, decide salvar bancos, accionistas, y decide que los sistemas básicos de nuestro estado deben ser, además de eficaces, eficientes. ¿Parece bueno, no? Entonces, donde está el problema?
El problema, el que hace que algo funcione o no, son los objetivos y la unidad que usamos para medirlos.
Pasa a juzgar su eficiencia no por indicadores de salud y bienestar sino por costes. El objetivo descarado pasa a ser reducir costes. La falacia, además aumentar las personas tratadas. ¿Como hacerlo? Se reducen los tiempos de consulta, se establecen protocolos estrictos, impidiendo que los facultativos tomen decisiones fuera de esos protocolos, y, en definitiva, se industrializa la sanidad pública. Ese dinero sirve además para introducir burocracia y directivos agradecidos.
Y VOILÁ, AQUI ESTAMOS
Aparecen las listas de espera que van siendo cada vez más largas, ..la solución, mentalizar a la sociedad de que no puede ser de otra manera, en ese proceso ya estamos aceptando que esto es así. Te sientes cada vez peor? A Urgencias donde otro protocolo de criba si no te estás muriendo en tiempos de pocas horas, te tendrá en largas esperas. Para que aprendas a no ir a urgencias si no es “urgente” según los baremos de los protocolos establecidos. Si no te gusta, buzón de quejas, (derecho a pataleo que nada van a cambiar), incluso se hacen leyes que ya no les ponen un techo al tiempo máximo o se derogan las que lo hacían, o te vas a la privada, te apuntas a una mutua, y a pagar… que no puedes? Te suena el “que se jodan! “ ?
Aparece el estrés y el cansancio en los profesionales, más si tenemos en cuenta que a la situación ya conflictiva que generaba el rumbo tomado, se le suma un Covid que nos coge sin preparación, obligando a los facultativos a asumir la decisión de a quien salvar, mintiendo por obligación, con una dirección del Sistema de salud, dividida y enfrentada según los colores políticos en un ejercicio de desvergüenza y propaganda, provocando muertes evitables mientras muchos “cuñaos” aprovechan la complicidad de buena parte del sistema judicial, y con gran cinismo se sacan beneficios corruptos de la situación.
Una vez más, y van.. la “Clase Política” española es incapaz de ver más allá de sus narices, y de sus objetivos personales y partidistas, y habrán de pasar muchos meses para que vayamos conociendo sus desmanes, siempre con la protección judicial de la que no han disfrutado nuestros muertos.
La afectación psicológica de nuestros profesionales de la salud ha sido muy importante, las secuelas aún se pretenden esconder. Las direcciones que pactaron y/o escondieron las instrucciones “económicas” del sistema, son premiadas en clara huida hacia delante, y la precariedad de nuestro sistema de sanidad se sigue incrementando. EL Covid pasa a ser la excusa perfecta para no acometer la necesaria reforma de los planes y protocolos existentes, la panacea para justificar las listas de espera, las bajas de facultativos, las rotaciones continuas, hasta conseguir que la ciudadanía claudique e intente “meterse” en una mútua. En lugar de castigar políticamente la ineficacia en salud y sanidad, la corrupción, siguen las batallas partidistas y el deterioro, cada vez son menos los profesionales, cada vez son más las listas de espera, y seguimos viendo como se destruye la Sanidad Pública y el principio de equidad sanitaria entre ricos y pobres.
Y así; parece que esto no va? Pues creamos noticias, y más noticias, “es culpa de los otros”, usemos los medios para convencer, creemos una pseudo-realidad basada en la desinformación, y “contemos lo bien que lo estamos haciendo”; Hoy leo en “Tiempo de Canarias” ...”Vamos a tener un sistema sanitario público canario fuerte y que va a responder a lo que los ciudadanos necesitan”. Será? Como decía mi amigo Lorenzo: “Me lo dices o me lo cuentas?”
ALGUNA SUGERENCIA
1) Una plataforma ciudadana entre facultativos y usuarios donde se estudie y se proponga un plan.
2) Que ese plan incluya subir el nivel de los hospitales rurales al menos en un nivel.
3) Incremento de profesionales sanitarios para cumplir el baremo de los paises Europeos mejor situados al menos en un 80% en el peor de los casos, y con reajustes automáticos para conseguir llegar al 90% en cinco años y al 100% como objetivo final dentro de los ODS2030.
4) Establecer mecanismos Europeos de vigilancia de la gestión sanitaria, formados por profesionales de la salud, que no de la política.
5) Pasar una encuesta anónima a los profesionales que han emigrado a otros países para conocer al dedillo los motivos y poder efectuar las necesarias correcciones
6) Invertir en I+D en las Universidades Públicas, estableciendo mecanismos que obliguen a las industrias farmacéuticas a implicarse en reducir sus beneficios, y leyes que bajen los tiempos de protección de las patentes a 5 años o 10 años, en dos escalas según necesidad de la sociedad.
7) Mejorar las condiciones de trabajo del personal sanitario, dando la importancia que merece a la protección psíquica, y a la concertación laboral-familiar.
8) Unificar a nivel estatal el sistema de códigos y acceso a los datos de los pacientes. Es vergonzoso que para ser atendido en otra comunidad primero deba pasar el enfermo por un mostrador donde le asignen SIP o lo que sea provisional de esa comunidad. Esto nunca ha sido pensado para favorecer a las personas.
9) Reescribir los protocolos devolviendo a los médicos de familia la potestad de ordenar pruebas que ahora el sistema les niega. No puede ser que me obliguen a ser radiado con RX para derivarme al traumatólogo, que vete a saber cuando me llamarán, para que éste a su vez ordene una resonancia que vete a saber cuando se dará,.. llevo 50 días con ataque agudo de ciática y ya me han pinchado de todo para aguantar, además de las consiguientes pastillas, antiinflamatorios, antidolor, relajantes, corticoides rápidas, corticoides de liberación lenta,.. cuatro RX de frente, de lado, lumbar y dorsal, mientras pregunto por ahí y hay personas que lleva meses de espera, a los que se pretende dar de alta, (las mutuas que pagan sus bajas) y que no han sido evaluados por traumatología incluso con las prueba realizadas. En fin, reescribir los protocolos SOLO por personal sanitario en activo como tal y por las organizaciones de usuarios.
10) Integrar más, aprovechando la tecnología, las interconsultas entre médicos de forma que se creen , ni que sea de forma inicialmente virtual, enfoques multidisciplinares cuando pueda parecer evidente que así ganamos tiempo a la enfermedad y sus síntomas. Menos burocracia.
Finalmente, no olvidemos que se trata de un Sistema de Salud, Universal, al que todos tenemos derecho, y en el que los pacientes debemos conocer nuestros derechos, valga la redundancia, para defenderlos, y para eso al igual que para todo lo demás, sin paternalismos interesados, “NADA PARA NOSOTRAS SIN NOSOTRAS”.