No, no me refiero a la canción que escribió Paul Mcartney en el disco Let it Be, me refiero al camino que recorremos los proyectos de covivienda en España, y de eso precisamente quiero hablar hoy.
No es sólo el título lo que me hizo pensar en la idoneidad de esta analogía, también la tristeza que desprende la canción; podría ser la banda sonora en la que se reflejen nuestros sentimientos en este largo y tortuoso camino. Para que estos proyectos fructifiquen hay que tener en cuenta muchos factores, a cual más complicado, y eso, como poco, dilata en el tiempo el éxito de los proyectos, si es que llegan a buen fin. Las dificultades no son moco de pavo.
La comunidad. En primer lugar y como todo el mudo sabe, se trata de proyectos de vida, de comunidades intencionales, y poner de acuerdo a grupos de personas es ya de por si difícil, pero sobre la dificultad de este factor volveremos más adelante.
El suelo. El suelo lleva años siendo refugio de capitales, y pieza clave de la especulación urbanística. Es escaso, y por ello cada vez más cara su adquisición. Además, su posesión es condición indispensable para que un banco estudie la posibilidad de financiar un proyecto.
La financiación. Salvo que estemos hablando solo de comunidades de personas con bastante dinero, la financiación es clave para acometer la construcción. Por desgracia la banca tradicional no quiere oir hablar de cooperativas y niegan de entrada la posibilidad. La auto proclamada Banca Ética no ha sido capaz hasta la fecha de sacar una normativa marco que nos de seguridad, quedando siempre a expensas de una decisión final para la que nos piden disponer de suelo, licencia de obras, someter a la lupa la economía de los socios cooperativistas, y no es hasta que se tiene toda esta documentación y ya se ha realizado un gran esfuerzo, incluso económico, que ellos dan o no su visto bueno a la operación. Lo mismo pasa con las cooperativas de crédito.
Los permisos administrativos. Otra muralla frente a nosotros. Conseguir la licencia de obras requiere también no sólo un proyecto básico que cuesta bastante dinero, sino que requiere conseguir autorización de instalación de un sistema de tratamiento de aguas residuales que podría y debería estar más mecanizado, y no acabar en una pila de expedientes que ralentizan el proceso y ponen en riesgo la inversión. Somos capaces de convertir cualquier nimio paso en un gran obstáculo; esa es nuestra realidad, esa es nuestra calidad democrática. Dictamos leyes pero no ponemos medios, una forma elegante de parálisis; cerebral? Saquen ustedes sus conclusiones.
Algún obstáculo más? Una vez creada la cooperativa usted va a tener que llevar la contabilidad de una empresa, asumir gastos y obligaciones fiscales, aunque no tenga beneficios. Sumarse a un proyecto de vida, donde lo que buscamos es una vida más sencilla, y amigable comienza complicándonos la vida, y es que la sociedad y sus reglas de juego no fueron pensadas ni han sido capaces de evolucionar tan rápido como la realidad merece. El efecto de estos obstáculos en la comunidad es devastador, se producen bajas por cansancio, por inanición, por desconfianza en el resultado final que se ve muy lejano al eternizarse el camino con la aparición de obstáculos y más obstáculos y con el miedo a lo desconocido. A esto me refería cuando os dije que volveríamos a seguir hablando de la comunidad. Largo y tortuoso camino, como decía Paul.
¿Puede, en este contexto, una comunidad de personas con bajos recursos, hacer frente a un proyecto de cohousing? La respuesta evidente es NO. NO SIN AYUDA.
Un buen proyecto, muchas horas de trabajo, mucho dinero invertido, por Guadalupe y Joan, la pareja impulsora de Brisas Canarias, y la completa seguridad de que es viable, y bueno para los miembros y para la sociedad, no son suficientes para allanar el camino. Incluso haber recibido una subvención, cuando ésta, dado el nivel de vulnerabilidad del colectivo, es insuficiente, es más una válvula de no retorno, una trampa que se cierra y que no te permite la vuelta atrás, que la necesaria ayuda. Por el camino, promesas de ayudas que quizás no vayan a llegar vistos los tiempos en que nos movemos y lo barato que sale para los políticos olvidarlas y olvidarnos.
La vida sigue, no se detiene, y nosotros ahora ya sin posible retorno, seguiremos en esta LONG AND WINDING ROAD, aunque quizás deberíamos tener en nuestra cara B, otro clasico: HELP!