Estos días pensaba en la dificultad de reunir el grupo del cohousing, y las premisas inherentes al tema; la primera, claro está, querer formar parte del grupo; la segunda y no menos importante, el tema económico, al fin y al cabo queremos construir y disfrutar de unas viviendas, eso tiene un coste económico que hay que pagar, y aún con la ayuda financiera de un banco, hace falta poder auto financiar una parte y pagar las cuotas.
Una vez tenemos personas que cumplen estas premisas, está luego la selección. En los distintos cohousing en los que he intentado entrar, había otros requisitos, algunos de los que no he cumplido, y por eso quedé fuera.
Algunos limitan la franja de edad,.. de 50 a 70.. ¿como le dices a alguien que no puede entrar por la edad? Formar un grupo que va a convivir y que lo deseable es que pueda llevarse bien, está claro que conlleva una cierta preselección, sobre todo si se trata de un grupo pequeño, pues uno grande admite subgrupos y todo el mundo encuentra su “petit comité” con los que se siente a gusto, pero se me hace dificil y es dura tarea establecer ese “examen”, pues excluir es siempre duro, y muy probablemente prejuicioso. Al igual pasa con el tema de la dependencia o de la discapacidad,.. son condicionantes crueles e injustos.
Pero aún los matrimonios aparentemente bien avenidos pueden acabar en dolorosos divorcios, y por eso mismo parece lógico que debamos establecer una selección de las personas. Mi pensamiento es que esa preselección debe ser en cierta forma autoinflingida, para que se me entienda,.. si yo no fumo, y no me gusta el tabaco, no voy a apuntarme a un club de fumadores, y eso no genera ningún tipo de ofensa en la persona que no forma parte.
Entonces, debemos generar el leitmotiv de nuestro cohousing, nuestro motivo principal para unirnos, y que esa misma definición aleje a las personas que puedan ser “nocivas” para el grupo, para la convivencia, y atraiga a las que mejor puedan encajar. Queda claro que si yo, un no fumador, entro en un club de fumadores puedo ser un incordio para ellos, y con toda mi buena voluntad sería “nocivo” para la tranquilidad de un grupo que comparte humos, historias, y aromas de tabaco tranquilamente. O sea, con la mejor intención, debemos ser capaces de generar este leitmotiv que defina nuestro club, nuestro cohousing.
Se me ocurre que podría ser un conjunto de valores, los que podemos definir como básicos para una buena convivencia, y ello puede ayudarnos a que las personas que se sientan identificadas quieran estar y a que las que no se sientan identificadas se autoexcluyan.
Puedo pensar en algunos, pero seguro que entre todos podremos hacerlo mejor y quizás incluir un artículo definitorio en nuestros estatutos.
Respeto, Honestidad, Empatía, Generosidad, Tolerancia, Paciencia, Lealtad, Humildad, Dignidad.
Cualquier persona con estos valores con independencia de su edad, de su condición física o psíquica, de su raza, de su religión, de sus ideas políticas, es aceptada en nuestro grupo, o eso pienso yo.